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domingo, 14 de marzo de 2010

RECORDANDO LO QUE PASO CON LA GANADERIA DE VIENTO VERDE

RAFAEL PERALTA: LAS LÁGRIMAS DE UN POETA

Opinionytoros 29/08/2006

Hace unas fechas transcendió la noticia de que, la autoridad, en Francia, obligó a sacrificar la ganadería de Viento Verde, propiedad de los hermanos Peralta que, en aquel país vecino, muy cerca del museo de Louvre, pastaban los toros de los célebres rejoneadores sevillanos. Intereses crematísticos al margen que, como se supone, habrán quebrantado las arcas de esta familia, respecto a los aficionados, lo más sangrante en lamentar no es otra cosa que, la propia extinción de un encaste tan singular como el que formaba la sangre que corría por las venas de los toros de Viento Verde: encaste Murube-Contreras que, debido a esta fatalidad, se ha perdido para siempre.


 La familia Peralta no quería que la noticia se difundiese, de ahí que, aunque hayan pasado varios meses desde que las autoridades galas decidieron clausurar la ganadería de Viento Verde y, pese a que el señor Ángel Peralta, copropietario junto con su hermano Rafael de dicho hierro, por cuestiones éticas, no quería que la noticia transcendiese más allá de la lumbre de su hogar, al final, como el mundo es un pañuelo, la noticia ha corrido como un reguero de pólvora. Al respecto, como medio informativo, podríamos haber emitido cualquier juicio o valoración al respecto aunque, éticamente, hemos entendido que, la mejor valoración, sería la del propio ganadero, en este caso, del representante de la ganadería, el señor Rafael Peralta, hijo.
-
Señor Peralta: Cuestiones económicas al margen porque, la pérdida, imagino que habrá sido muy cuantiosa, ¿qué sintió usted cuando, de la noche a la mañana, comprobaba que se tenía que sacrificar toda su camada de Viento Verde?
Como dices, más que el dinero, lo que nos afectó en sobremanera no fue otra cosa que, comprobar, con nuestros ojos y con el corazón hecho pedazos que, ante el hecho de la erradicación de nuestra ganadería sobre la faz de la tierra, se estaba eliminando para siempre un encaste único en el mundo como era la rama 
Murube-Contreras con la cual estaba formado nuestro hierro.

-Ustedes, señor Peralta, llevaban muchos años como ganaderos, tanto en el hierro de Viento Verde como con la otra ganadería de la casa. Los toros ahora extinguidos pastaban en las Marismas andaluzas y, un buen día, deciden ustedes llevarse la ganadería a Francia, por cierto, algo que suena como rocambolesco: una prestigiosa ganadería de España, de la noche a la mañana, se marcha, desde las Marismas andaluzas a Francia. Suena como raro, ¿verdad?
Ocurrió que, en su día, como nuestra finca lindaba con el Coto de Doñana y, al tomar el Gobierno de España la decisión de la ampliación en muchas hectáreas de dicho coto como Reserva Nacional, no teníamos otra opción que, ceder nuestras tierras para engrandecer el patrimonio español y, en nuestra otra finca, no teníamos espacio para la ganadería. En aquel entonces, el rejoneador francés, amigo de casa, Jaques Bonnier, nos invitó para que, si queríamos, pudiéramos trasladar los toros, por cierto, muy cerca de París y, ante tal disyuntiva, no nos lo pensamos dos veces y, allí nos fuimos.

-Y, lamentablemente, algo que se hizo por cariño hacia un amigo y, si se me apura, para darle categoría a la afición francesa puesto que, una sangre como Murube-Contreras, pastara en Francia, ante todo, el lujo era para nuestros vecinos galos y, sin embargo, el final, ha sido dantesco. Encontraron una sola vaca enferma de tuberculosis y, sin pensarlo dos veces, la reglamentación vigente de Francia, de la noche a la mañana, deciden sacrificar toda su camada. Es cierto que, por todo lo que podemos ver y palpar, en Francia, son extremadamente serios y rigurosos y, en muchos órdenes, son capaces de darnos lecciones pero, al final, así lo creo, lo que han hecho con ustedes suena a cruel, ¿cierto?
Muy crueles puesto que, en España, si una vaca enferma, se sacrifica, se analizan el resto de los animales y, si ninguno más está enfermo, todo sigue su curso normal. Quiero pensar que, hemos sido víctimas, pero nunca nos imaginábamos que una cosa así tras tantos años de mantenimiento y selección tuviera estas gravísimas consecuencias.

-En su semblante, Rafael Peralta, se refleja su disgusto que, a estas alturas, nada ni nadie lo podrá remediar. Imagino que, el gobierno francés, de alguna manera, le indemnizará: jamás podrán reparar los daños causados pero, de alguna manera, satisfacer, cuando menos, el valor crematístico de su ganadería. ¿Cómo está ese tema, por otro lado, como me temo, muy escabroso?
Tuvimos que sacrificar más de trescientas cabezas de ganado bravo y, a la hora de la indemnización, nos quieren atender como si de ganado de carne se tratara; terrible, pero cierto. Si a la tragedia de la extinción de un hierro ganadero, único en el mundo, le añadimos que, a la hora de la verdad, nos quieren contemplar como si de unos charoleses se tratare y, la situación, entiendo que es muy distinta; vacas charolesas las podremos encontrar por todas partes; un encaste como el nuestro, era pieza única en el mundo.

-Ante este hecho, se ha destapado, podríamos decir la “caja de Pandora” y, de forma inevitable, la noticia ha corrido por todo el mundo pese a que, su tío Ángel Peralta, prefiere no hablar del tema. ¿Tanto le afectó?
Más que a nadie; de ahí su silencio puesto que, está destrozado, tanto como mi padre; digamos que, toda la familia hemos quedado consternados. Entiendo la postura de mi tío que, preso de un dolor irreparable, prefiere no pronunciarse al respecto. Claro que, en honor a la verdad, lo que pretendemos es que se conciencie todo el mundo para que se sepa la verdad. Hemos sido víctimas de unas leyes muy drásticas que, en realidad, tampoco van a solucionar nada.

-¿Cómo salvaron ustedes las cuatro corridas que han lidiado este año en España?
Porque tuvimos la precaución de traerlas a España a su debido tiempo puesto que, de no haberlo hecho, las corridas de Iscar, Motril, La Muela y Málaga, no hubieran podido lidiarse.

-¿Qué sintió usted, testigo presencial el otro día en Málaga, cuando se lidiaba la última corrida de Viento Verde?
Una pena muy grande puesto que, saber que, en aquel instante, como si de un sepelio se tratare, era la última vez que, nuestros toros salían a una plaza de toros. No se lo deseo a nadie; todo tiene un principio y un final pero, el nuestro, ha sido dantesco.

-¿Seguirán ustedes con su finca ganadera en Francia? Y se lo pregunto porque, ahora, sin su camada brava, ¿qué sentido tiene su finca?
Seguiremos con la crianza de yeguas que, era otro de nuestros objetivos, no queda otra opción.

-De cualquier manera, ustedes, para seguir saboreando la gloria que supone ser ganadero de reses bravas cuando éstas embisten, les queda el hierro de Hermanos Peralta, encaste puro Contreras que, por el momento, queda a salvo de todo mal, ¿verdad?
A Dios gracias, así es. Seguiremos lidiando, cultivando arroz y, en definitiva, trabajando que es nuestra ilusión.

-Usted, Rafael Peralta Revuelta es ganadero de reses bravas, licenciado en derecho, poeta por vocación y, sin embargo, nunca quiso usted emular a su padre y, mucho menos a su tío; es decir, a los caballeros rejoneadores que, en el mundo, se les conocía como LOS CENTAUROS DE LA PUEBLA. ¿Le faltó a usted ilusión para continuar la saga de los rejoneadores?
En realidad, yo diría que, me distraje con mis estudios universitarios que, en realidad, tanto me apasionaban; es más, un día pude comprobar que, llegar a la altura de los míos, como rejoneador, no era tarea sencilla, de ahí que, con humildad, decidí abrazarme a los libros y, como ahora, disfrutar en mi profesión y sentirme un hombre de provecho en mi quehacer. Hubiera sido terrible vivir a la sombra de mi padre, ser un rejoneador mediocre y, arrastrar la gloria de un apellido como el mío. No hubiera sido lógico que hubiera actuado de tal modo. Por ello, con coherencia, humildad y muchas ganas de trabajar, entendí que, por otros derroteros, el apellido Peralta, podía continuar siendo digno, como así ha ocurrido.

-¿Qué me dice de su faceta como poeta?
Yo diría que, al respecto, lo mío creo que es una herencia genética; tanto mi padre como mi tío, son poetas singulares y, posiblemente, por aquello de que por mis venas corre la sangre Peralta, incursioné en el medio y, te aseguro que soy feliz en dicho menester.

-Para finalizar, señor Peralta, darle las gracias por las atenciones que ha tenido con Opinionytoros y, ante todo, desearle toda clase de suerte y venturas.