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El trabajo realizado por Juan Manuel Bueno, miembro del
Laboratorio de Óptica y Director del Departamento de Física de la
Universidad de Murcia (UMU), Juan I. Seva, J. Manuel Sanes, y F. Martínez-
Gomariz de la Facultad de Veterinaria de la Facultad de la UMU, ha recibido
el premio a la mejor Comunicación Científica en el X Symposium del Toro de
Lidia en Zafra.
Para conocer mucho más, todo lo posible, y
ofrecerlo en exclusiva a los lectores de OyT, Juan
Manuel Bueno nos concede una entrevista sobre esta interesante
investigación, contestando con sencillas palabras a nuestras preguntas,
para que todos entendamos bien los términos científicos de los que habla.
A pesar de su juventud Juan Manuel Bueno
tiene un amplio curriculum. Es Licenciado en Ciencias Físicas por la
Universidad de Salamanca y Doctor en Física (especialidad en Óptica). Desde
1994 es miembro del equipo científico del grupo de investigación
“Laboratorio de Óptica” en el Centro de Investigación en Óptica y
Nanofisica de la Universidad de Murcia (UMU). Actualmente es Director del
Departamento de Física de esta Universidad y presidente del Comité de
Ciencias de la Visión de la Sociedad Española de Óptica. Además tiene en su
haber más de cuarenta publicaciones científicas de alto impacto; 150
comunicaciones a congresos científicos y más de 50 conferencias invitadas
en centros de investigación internacionales de reconocido prestigio de
países como Canadá, EEUU, Irlanda o Italia.
-¿Es la primera vez que se hace este tipo de
investigación en España?
No
sólo en España sino en el Mundo. Esta es la primera vez que de forma
experimental se ha medido la calidad óptica visual de un animal, tan
nuestro como es el toro de lidia.
-¿Qué fue lo que originó esta investigación?
El
estudio de la visión en animales se aleja bastante de lo que nosotros
hacemos en el laboratorio, donde principalmente investigamos aspectos
relacionados con la óptica visual del ser humano. Por avatares de la vida,
entre los que he de incluir mi afición taurina, me puse en contacto con
Juan Seva, Vicedecano de la Facultad de Veterinaria de la UMU y veterinario
de la plaza de toros de Murcia. Tras varias conversaciones decidimos
intentar ligar su amplia experiencia veterinaria en el toro de lidia con
los aspectos visuales y ópticos en los cuales centro mi actividad
investigadora desde hace años. Es decir, nuestro objetivo fue estudiar en
detalle la óptica del ojo del toro de lidia, que nos llevara a “descifrar
cómo ve el toro” y con ello poder potencialmente llegar a comprender el
comportamiento del animal tanto en el campo como en el ruedo.
-¿El toro ve de distinta manera que el
humano?
El
sistema visual de este animal es similar al de los humanos desde el punto
de vista fisiológico y en él pueden distinguir 3 etapas. La 1ª etapa es la
Etapa Óptica, en la que las lentes fisiológicas del ojo (córnea y
cristalino) forman la imagen del mundo exterior sobre la retina. En este
sentido el ojo es como una cámara de fotos donde las lentes son el objetivo
y la retina, la película fotográfica (o en términos más modernos el chip
CCD). La 2ª es la Etapa Retiniana en la cual la luz que ha llegado a la
retina se transforma en impulsos eléctricos que a través de las fibras
nerviosas que cubren la retina llegan al nervio óptico y de ahí al cerebro.
Finalmente, la 3ª Etapa es la Neuronal en la cual el cerebro interpretará
la información que le ha llegado. Para que el sistema visual funcione bien
las tres etapas han de llevar a cabo su función correctamente. Nosotros, al
día de hoy, solamente hemos estudiado lo que ocurre en la primera etapa, es
decir si la imagen que forman las lentes del ojo se sitúa sobre la retina o
por el contrario ésta se localiza bien delante, bien detrás de ésta. En el
primero de los casos estaríamos ante un ojo emétrope que vería bien de
lejos y de cerca, para entendernos, no necesitaría gafas. Si la imagen se
sitúa delante de la retina, tendríamos un ojo miope, que no vería de lejos.
Si por el contrario, la imagen se forma detrás, el ojo sería hipermétrope y
por tanto con dificultades para ver objetos cercanos. El estudio de esta 1ª
etapa se basa fundamentalmente en la medida del estado refractivo del ojo,
de forma que podamos inferir si el animal ve bien de lejos, de cerca, a
distancias intermedias o a todas las distancias.
-¿Llegaríamos a ver toros con gafas?
No, no
lo creo. La idea podría parecer descabellada pero hay colaboradores
nuestros de Alemania y Canadá que han puesto gafas a pollos para estudiar
el origen de la miopía. Si bien es cierto, el toro bravo es un animal
peculiar por decirlo de alguna manera, pero algunos investigadores han
llegado a medir la refracción en animales tan exóticos como elefantes y
rinocerontes. Nuestro estudio podría arrojar cierta luz sobre el
comportamiento del toro cuando sale a la plaza, al menos en los aspectos
ligados a su calidad visual. En el campo el animal es libre, se comporta a
su aire y nadie se preocupa por estos detalles. Pero cuando él llega a la
plaza, todos los aficionados sabemos que tienen ciertas querencias, a parte
de que sea bravo o no. El embestir por un pitón o por otro es algo que a la
gente del toro le “trae de cabeza”. Pero no sólo eso, el toro además de
presentar querencias hacia un lado o hacia otro, tiene unas ciertas zonas
donde no ve, algo similar (salvando las distancias) a los ángulos muertos
de los espejos retrovisores de un coche. La combinación de las zonas de
visión nítida (lejos-intermedia-cerca) y los ángulos muertos son
esenciales. Nuestro objetivo es utilizar las medidas ópticas para intentar
justificar el comportamiento del toro.
-La diferencia del campo a la plaza, de luz y
color, ¿influyen en la visión del toro?
Por
raro que parezca, no hay demasiados estudios sobre el toro de lidia. Apenas
se ha estudiado cómo funciona el sistema visual de los bovinos en general.
Hay algunos estudios de comportamiento (psicología experimental), ya
bastantes antiguos, que concluyen que en el caso del toro no hay nada que
indique una predisposición especial por el color rojo. Esto, unido a que en
el ambiente natural en el que se desarrolla el animal hay una carencia de
tonos rojos, puede haber llevado, según algunos autores, a que
evolutivamente la retina del ojo del toro haya prescindido del pigmento
rojo. En este sentido, el ojo del bovino sería dicrómata (protanope para
ser más exactos), con lo cual los colores que ven serían diferentes a los
que vemos los humanos. Hemos de desterrar la idea de que un ojo protanope
no ve el rojo. Esto es completamente falso. Sí ven el rojo pero no el rojo
que vemos los que tenemos tres tipos de pigmento en la retina (rojo, verde
y azul). Quiero añadir que nosotros no hemos realizado estudios
fisiológicos sobre los tipos de células fotorreceptoras de la retina y
simplemente me remito a lo que está en la literatura. Por tanto, el toro no
se siente atraído por el color del engaño, sino por el movimiento de éste.
Los estudios de comportamiento que acabo de citar muestran además que el
animal se siente más atraído cuanto más se mueve el engaño y menos familiar
le resulta éste. De hecho en la retina existe también un tipo de células
fotorreceptoras (denominados bastones) que son las responsables del
apreciar el movimiento. Es posible que la distribución de estas células sea
diferente entre los bovinos y los humanos, en los cuales la densidad de
bastones aumenta hacia la periferia de la retina y es nula en la zona
central de ésta. Desconozco si hay o no estudios científicos sobre este
tema en particular. Por otra parte la refracción ocular es independiente de
la luminosidad y por lo tanto no cambiaría de estar a campo abierto en
pleno día o durante el atardecer, tampoco de estar en una plaza de toros a
media tarde o en una corrida nocturna. Lo que sí existe en el ojo son unos
mecanismos retinianos que permiten que el sistema visual se adapte a
diferentes grados de iluminación externa. Estos mecanismos relacionados con
la adaptación del sistema visual a la oscuridad están muy estudiados en el
ojo humano. De hecho el refrán tan castizo “de noche todos los gatos son
pardos” tiene su razón de ser, pues a bajos niveles de luz las células de
la retina denominadas conos (responsables de la visión de detalles con
altos niveles de luz) dejan paso a los bastones (encargados, además de la
visión del movimiento al que antes aludía, de la visión a bajos niveles de
luz). En resumen, deficiencia o excesos en la iluminación no producen
cambios en la formación de imagen en el ojo, pero sí en el funcionamiento
de la retina.
-¿El comportamiento del toro puede variar si
se lidia en verano o en invierno, con luz natural o artificial?
En mi
opinión el comportamiento sí cambiaría con diferentes grados de
luminosidad, lo que dudo es que éste se pueda predecir de antemano. De
hecho uno de nuestros objetivos es ligar visión y comportamiento hasta
donde nos sea posible. Creo que con el tiempo, trabajo, esfuerzo y
financiación podríamos en un futuro llegar a entender hasta qué punto los
factores visuales contribuyen al comportamiento del animal.
- Los ojos del toro están a los lados de la
cara ¿cruzarse durante la lidia al pitón contrario es una ventaja para el
torero?
Siempre
hago la comparación con los humanos que es donde llevamos muchos años
centrando nuestro trabajo. Por la disposición de nuestros ojos, los humanos
disponemos de visión frontal binocular. Por el contrario el toro no tiene
una visión frontal pues la disposición de sus ojos es lateral. Existen
estudios que dicen que el campo visual lateral de cada ojo individual es de
unos 110-115º (180º es un plano). La combinación de ambos da lugar a un
cono central de tan sólo 20º de visión binocular cuyo vértice está a una
distancia nada despreciable del hocico del animal. Obviando por un momento
el hecho de que la refracción del ojo no permita al toro ver de cerca
nítidamente, la existencia de este cono en la zona central, indica que hay
una distancia a partir de la cual no puede ver objetos nítidamente pues
están en una zona excluida de su campo visual (tanto mono como binocular).
Seguramente el torero no sabe nada de la visión del toro, pero sí sabe que
cuando se coloca en cierta posición el toro no le ve. Cuando el torero se
cruza al pitón contrario se está moviendo dentro de esa zona de exclusión
visual (o ángulo muerto). Hasta que no le muestra la muleta y ésta sale de esa
zona, el toro no vería nada.
-¿Torear con la izquierda es más difícil que
torear con la derecha?
Justamente,
torear por naturales es más difícil, pues evidentemente la muleta no tiene
la espada, es más pequeña y está más cerca del cuerpo, con todo lo que ello
implica al pasar el toro. ¡El arte tiene su razón de ser! De hecho una de
las hipótesis de nuestro trabajo como ya he dicho anteriormente es
justificar, de alguna forma, que el comportamiento durante la lidia está de
alguna forma ligado a la función visual (aunque no totalmente). Los humanos
tenemos un ojo dominante que usamos habitualmente para mirar a través de un
instrumento óptico (microscopio, mitra telescópica,…). Nuestra idea es que
es posible que en el toro pase algo similar, es decir que se sienta más
cómodo “en sus tareas” utilizando un ojo u otro (un pitón u otro). Podría
ocurrir que el ojo dominante presentase menores valores de refracción, pero
no necesariamente, pues hay otras dos etapas del sistema visual en juego
que podrían tener una influencia particular. Nuestra meta es llegar a
relacionar en la medida de lo posible el comportamiento durante la lidia
con su calidad óptica.
-Sería una “bomba” si se demuestra ese
comportamiento
Hemos
arrancado con estudios en ojos en estado post-mortem, aunque ya hemos hecho
pruebas preliminares en vivo. Si en un futuro próximo pudiésemos corroborar
nuestra hipótesis sería una especie de revolución. Si se me permite la
expresión, estaríamos ante el “José Tomás de la óptica visual taurina”.
Podríamos decir de antemano los toros que potencialmente van a ir mejor por
un pitón que por otro (¡¡a algunos profesionales del toreo les vendría de
perlas!!). Obviamente esto no es la panacea y siempre hay que tener en
cuenta el margen de error, ya que el estudio visual no es infalible y por
supuesto hay otros factores de comportamiento a tener en cuenta, que son
los menos controlables y más difíciles de cuantificar.
-¿Esa visión influye para que un toro se
acueste o se cuele por un pitón o por el otro?
Soy de
la idea que esto puede influir. Cuando hay un desequilibrio entre ambos
ojos, de alguna forma el animal no se siente a gusto y en esos momentos en
que se cuela es porque quizás el torero esté en la “zona de peligro” donde
el toro tiene tendencia a ir. Estamos aún en los inicios, esto es algo que
nos gustaría ir concretando con el tiempo y después de muchas medidas.
-¿El toro pierde visibilidad a lo largo de la
lidia?
En mi
modesta opinión, creo que no. El cansancio es evidente que tiene una
influencia directa sobre el sistema motor del animal. Todo eso que se oye
por ahí de que por el estrés el animal pierde vista durante la lidia es
algo que científicamente y hasta donde yo sé, está por demostrarse. Es
posible que el cansancio lleve a una merma en el rendimiento visual, pero
ésta no está en la etapa óptica. En el tiempo que dura la lidia, no creo
que haya cambios en la visión del toro al menos desde el punto de vista puramente
óptico. Si existe, lo más probable es que esté en la etapa neuronal, a la
que evidentemente nosotros no nos dedicamos.
-¿En la suerte suprema el torero se pone en
el campo visual del toro?
Se
están haciendo medidas morfológicas de la cabeza del toro, pues la zona de
exclusión visual de la que antes hablaba depende de la distancia que hay
entre los ojos. El ser (en términos taurinos) “ancho o estrecho de sienes”,
influye. En términos generales y en las mismas condiciones experimentales,
en el toro ancho de sienes la zona de exclusión visual sería más larga que
en el toro estrecho se sienes. Dicho de otra forma, la distancia que hay
desde el hocico del toro al punto donde el toro empezaría teóricamente y en
las mejores condiciones visuales a ver con los dos ojos, sería mayor en un
toro ancho de sienes que en un toro estrecho de sienes. Evidentemente el
torero mide sus distancias, pero sería bonito grabar la escena y ver las
distancias para luego relacionarlas con el ancho de sienes que podemos
medir en el desolladero una vez que el toro ha sido arrastrado.
-Le damos las gracias al Sr. Bueno por
dedicarnos estas importantes consideraciones para OyT y,
por supuesto, seguiremos muy de cerca esta interesante investigación.
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1 comentario:
Otro estupendo articulo para cortar y guardar.
Muchas gracias y un saludo
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