Fotografía: J.P. Plaza de toros de Almeria
Tiene su propio vestuario y también como
todos muy distinto al convencional. Aparece provisto de una generosa coraza que
le sirve de protección embridado de una forma especial con los oídos taponados
con algodón y los ojos tapados por un pañuelo para no oír ni
ver las miserias de la actual Fiesta Nacional.
Con tal atuendo pierde la fisionomía de sus congéneres
y sin ninguna duda las posibilidades motoras propias de su especie que quedan
limitadas a torpes movimientos de traslación. En conjunto tanto por tipo como
por funcionalidad resulta verdaderamente esperpéntico.
Ha venido siendo el ser mas anodino de todos
los participantes en la fiesta taurina de aquí que nadie le prestara atención.
Ha desempeñado el papel de maldito en el más estricto sentido teatral por su
anonimato y oculto repertorio y por su cometido nada airoso e intensamente
degradado.
Pero con el tiempo ha ido tomando tal notoriedad
que sin él, ningún torero se podría atribuir
el protagonismo y la auditoria del guion, ni tan siquiera reclamar la dirección
escénica.
De un animal semi-inutil, de servicio y aprovechamiento ocasional, sin derecho de
imagen y sin comunicados que hacer, reivindicando su papel y sus actuaciones, se
ha convertido en un “autentico profesional”.
Por todo ello nuestra admiración y respeto a “EL
Caballo de Picar.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario