LA ECONOMÍA DEL TORO DE LIDIA
Autor: Francisco Javier Jiménez Blanco / Veterinario
INTRODUCCIÓN
La cría del toro bravo de forma racional, se
remonta al siglo XVIII. La nobleza hasta ese momento los utilizaba para los
espectáculos a caballo. La extensión de la fiesta se populariza con el toreo a
pie, y con ello aumentó la demanda.
En la crianza del toro bravo, raza única en el
mundo, intervienen unas 300.000 hectáreas de alto valor ecológico; y más de
10.000 personas se emplean en las explotaciones de lidia.
La figura del ganadero, en el concepto tradicional
significó un modelo individualizado de gestión, donde el consejero delegado y
el consejo de administración son entes desconocidos.
La soledad del ganadero en la alquimia de la
selección, le alejó en muchos casos de la cuenta de resultado y de explotación.
Aquí no existió predominancia de lo rentable, más bien lo contrario, sobre el
logro de conseguir un toro bravo y encastado. El resultado de las decisiones
siempre son a muy largo plazo, quizás por ello los objetivos económicos y los
de la crianza no lleguen a converger. De ahí que se hable en numerosas
ocasiones del romanticismo del ganadero de bravo.
Las explotaciones de lidia, como cualquier otra
actividad económica están sometidas a los influjos condicionantes de los
recursos naturales, los recursos humanos y el capital.
El número de personas que son necesarias en las
explotaciones de lidia, duplican a las otras explotaciones de extensivo en
general. Ascendiendo su coste medio anual en los últimos 20 años, en una
horquilla de un 11 a un 15% anual. La panacea no ha sido ni es la mano de obra
inmigrante, pues la falta de cualificación y afición no han resuelto las
carencias del sector.
COSTOS E
INGRESOS
COSTES
El capital fijo, lo constituye las infraestructuras
y su mantenimiento, los intereses de las mismas deduciéndole la inflación y la amortización
del ganado (bajas y reposición).
El capital circulante lo compone la alimentación
(44%), la mano de obra (30%), la Seguridad Social, los gastos de veterinarios,
medicamentos, consumos etc.
Los costes de gestión, normalmente no están
valorados, se supone que eso siempre está implícito en el esfuerzo y riesgo
personal del ganadero.
INGRESOS
LA
RENTABILIDAD
Podemos definirla como aquello que queda después de
remunerar los factores de producción y liquidar los impuestos.
En tiempos pretéritos, en el sector agroalimentario
de producción intensiva; accedieron, por la evolución favorable de los precios
ante una gran demanda, otros sectores económicos y empresariales atraídos por
la rentabilidad.
Un mayoral con un equipo de vaqueros eficaces
tienen una difícil suplencia.
Alimentación deficitaria: adquisición de materias
primas de menor calidad en piensos y fibras, o inadecuada para la manutención.
Disminución en la fertilidad por reabsorciones. Homogeneización de la
alimentación para los distintos tramos de edad, diferenciando solamente a los
toros de salida.
Si además se prescinde del asesoramiento técnico de
veterinarios especializados en materias de carácter sanitario, clínico,
nutricional, reproductivo, etc. Difícil se le pone al ganadero ejecutar una selección
eficaz.
Más que un criterio reduccionista de costes; el
ganadero debe exigirse así mismo a encaminar sus decisiones, en la consecución
de una ganadería competitiva y acorde a las exigencias del público, empresas y
toreros en equilibrio con su ideal de toro.
EL MERCADO
El problema de la ganadería de lidia actualmente
pasa por un estancamiento grave en el precio de sus productos, además de una
subida de costes incontrolada: carburantes, cereales, piensos etc.
Todo ello ha provocado:
b) Un mercado negro de compra de derechos.
c) Un trasiego de hierros y venta de genética de lo
más variopintos cruces.
d) Una puesta a la venta de un contingente de
machos por debajo de costo, y en muchos casos sólo por el gusto de verlos
lidiar.
Explotación más racional de la dehesa, con menos
carga ganadera.
Y, una competencia más leal entre ganaderías.
El mercado actual está dominado por círculos
empresariales, que ajustan precios con ganaderos para toda la temporada y con
formulas de pagos muy singulares. Independientemente del estado que se
encuentre la ganadería aparecerá en determinadas ferias.
En esta deriva el ganadero ha perdido su
protagonismo paulatinamente, salvo excepciones. Sufre una subordinación a
toreros en cuanto a la selección del toro, entrando en circuitos de
comercialización controlados por empresas y apoderados, a merced de
determinados intereses. Como consecuencia, algunos históricos han abandonado
por no aceptar las nuevas reglas del juego; y varios encastes han desaparecido.
Una comercialización dificultosa y devaluada de la
carne; y los riesgos sanitarios (vacas locas y lengua azul) añaden aún más
problemas a la comercialización. Todo ello unido a un sistema impositivo
injusto que grava la venta con un 16%, frente a otros espectáculos que tributan
a un 4%.
EL FUTURO
La ganadería de lidia cumple con el precepto básico
de la Política Agraria Común: raza autóctona en extensivo, generadora de una
actividad económica y social con un fuerte componente protector ambiental.
Los importantes recursos de las ganaderías de lidia
deben ser dinamizadores de la vida en el medio rural. Haciendo lo posible por
diversificar sus actividades económicas y empresariales de las que alguna
pueden ser:
Turismo rural, realizando promociones turísticas
especializadas: Las rutas del toro.
Actividades cinegéticas, por sus propios recursos o
inducidos.
Explotaciones agrícolas y ganaderas compatibles con
el toro, en un modelo de desarrollo sostenible.
Promoción y comercialización de la carne de lidia
con denominación de origen y marca de calidad.
Aulas de naturaleza para complementar la formación
de profesionales (veterinarios, biólogos, forestales, etc.) a través de
convenios con la Universidad u otros centros de enseñanza.
Deportes relacionadas con la naturaleza.
Actividades vinculadas al mundo del caballo:
crianza, formación, etc.
Acceso a las escuelas taurinas para enriquecer su
formación, y así mejorar un mercado en ascenso de festejos o clases prácticas
sin caballo.
Por tanto en este contexto, sería deseable que se rompiera
esa fuerte dependencia económica de la crianza del toro, que limita los
ingresos y no tiene visos de recuperación “per se”. Optando por desarrollar
actividades económicas complementarias, y compatibles, con las explotaciones de
lidia.
Otros enlaces:
La Ganadería de lidia: Negocio en ruinahttp://www.diariodesevilla.es/article/toros/1189100/la/ganaderia/lidia/negocio/ruina.html
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