Veterinarios Taurinos de Andalucía no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores ni de los comentarios agregados por sus lectores.


miércoles, 18 de junio de 2014

EL HOMBRE DE CONFIANZA DE JOSE TOMAS

JOAQUÍN RAMOS: Escudero y al final, hidalgo  
 Por Pablo San Nicasio - España 
                            

Supe de su existencia hace mucho, muchísimo. Casi desde que tengo uso de razón, que viene a coincidir con mi afición a los toros y con la certeza de que nuestros orígenes no son tan dispares.

Nacido y crecido en Ciudad Rodrigo, su bella y ganadera Miróbriga (la mía también), Joaquín Ramos ha visto desfilar todo el toreo de su tiempo delante de él, siempre desde la sombra. Ha convivido con lo más granado del último cuarto de siglo taurino siendo primero mozo de espadas, luego veedor y ahora, dicen, uno de los que llevan las riendas de la carrera de José Tomás.

Hermano de torero, excelentes cualidades le vislumbrábamos a José Luis, la vida de Joaquín cambió definitivamente cuando se cruzó con las del tándem Joselito-Martín Arranz. Los dos pesos pesados del escalafón independiente de los ochenta y noventa.

De ahí surgieron décadas de confidencias a las que se sumó José Tomás cuando, en el año 99, las “rarezas” televisivas de las dos figuras madrileñas les unió, por lo menos en lo filosófico, para los restos. Joaquín Ramos estaba definitivamente en un círculo único. Junto a dos de los toreros más venerados de todos los tiempos. Testigo de rivalidades, despedidas, depresiones, reapariciones y gestas, fracasos. Lo que se grabó en la memoria de Joaquín Ramos sólo él lo sabe.

Idolatrados pero a la vez “especiales”. Nadie puede poner en duda lo dificultoso de las personalidades de los “josés”. Sin embargo, no se adivinó ni una fisura en todos estos años con su hombre de confianza. Grandes cualidades debe de tener este hombre humilde, de sencillez castellana y callada flamencura para que, así pasen cornadas, catarsis y apoderados más o menos cabales, sus matadores sigan estoqueando fielmente lo que este hombre les intuye en el campo y escoge en soledad.

Es la hora de Joaquín, mirobrigense ilustre que, en unos años, deberá sentarse a escribir sobre el toro, los toreros y la fiesta en general. Lo que él sabe de esto le ha llevado donde está, que hoy por hoy es a lo más alto.              


No hay comentarios: