En
opinión de taurinos, el toro de hoy sólo soporta un puyazo. La verdad es
incompleta pues deberíamos añadir que sólo soporta un puyazo de hoy.
Joaquín Vidal. El
País.
10 Marzo 1982
De unos años a esta parte los toros se pican a estilo
carnicero: lanzazo atrás, así caiga en él espinazo o en las costillas, y esa es
la gracia del de aúpa, que no parece tener más oficio.
Alguien debería explicarle que en toda la historia del
toreo (hasta que llegó el taurino mendaz con su picaresca) los toros se picaban
en el morrillo, salvo error o atropello.
El puyazo verdadero era en el morrillo, para sangrar
sin matar, ahormar y detener (o impedir que el toro hiriera al caballo).
Como ahora el peto defiende al caballo, ya no es
necesario detener. Por tanto, se supone que picar será más fácil y no debería
haber razón para que los picadores no apunten al morrillo y acierten.
Pero reivindican más facilidades aún, y puesto que el
toro, en uso de un derecho inalienable, mueve el cuello al cabecear, meten el
lanzazo en campo más amplio, inmóvil y blando, que es desde la almohadilla
dorso-lumbar hacia atrás, donde, por añadidura, quebrantan al animal.
En lugar de sangrar, destrozan; en lugar de ahormar,
infligen graves lesiones traumáticas. Y a vivir.
Si es que la pervivencia de la fiesta importa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario