CALLAN TODOS LOS CULPABLES DEL ESCÁNDALO DE SEVILLA
Publicado por Carlos Crivell
¿Dónde estaba el domingo Fernando Domecq, propietario de Zalduendo? No se le vio por la plaza sevillana. Estaría avisado del desastre que se avecinaba y se habría quitado de en medio. Dicen que algunos toros habían sido rechazados en Málaga y Bilbao. Dicen que algunos de los presentados no tenían el peso mínimo exigido. Lo único claro es que Zalduendo no tenía toros para Sevilla en septiembre. Es un atropello con muchos responsables.
La empresa se ha equivocado. Debió comprar otra corrida y dejar de lado los de Domecq. Al no hacerlo, porque los toreros no lo hubieran consentido, su prestigio ha sufrido un duro golpe. ¿De qué le sirven a la empresa los veedores? La empresa, como organizadora del evento, es una de las culpables de lo sucedido.
Morante y El Juli, con sus respectivos apoderados Curro Vázquez y Roberto Domínguez, son también responsables. Y llueve sobre mojado. Morante se fue con Vázquez para aliviar sus toros (dicho por el mismo diestro). Y tan aliviado. Curro Vázquez es un aliviador de toreros, se llame Morante, se llame Cayetano.
¿Y los veterinarios de la plaza y el presidente de la corrida? Admitieron cuatro de Zalduendo indignos, el señor del palco permitió la lidia del primero de forma intolerable, lo mismo que la del sobrero de Gavira que se lidió como segundo, y lo hicieron sin el debido respeto a la plaza y a los aficionados.
Menos mal que el veterinario era Herrera, el primero del baremo de su colegio, porque si es otro alguno hubiera armado un escándalo, otro más.
Todo esto es cierto y es muy triste. Era el día más esperado y se deberían haber cuidado todos los detalles. Se espera ahora un gesto, por ejemplo, que la empresa anuncie que Zalduendo no vuelva en muchos años por Sevilla. O que se expediente al presidente y a los veterinarios. Y no quiero ni decir que la gente castigue a los toreros y a sus apoderados no volviendo a la plaza, porque así finalmente sólo se consigue echar piedras contra el propio tejado. Hace ya muchos años que le pedía a los integrantes de la Fiesta que le dieran un baño de moralidad. O de honradez. La crítica ha sido coincidente. Basta leer a Lorca, Álvaro del Moral, Zabala, Álvaro Pastor, Acevedo, Emilio Trigo o la que yo mismo he publicado en El Mundo, igual que Manolo Viera en su portal… Nunca hubo tanta unanimidad al calificar un festejo como una catástrofe con tintes de atraco a doce mil personas. Pero a la gente no hay que decirle que no vaya a los toros. Muchos ya han dejado de acudir. La lenta y paulatina retirada de los cosos de numerosos aficionados, asqueados con los sucesos diarios, es una de las pruebas más contundentes de que los propios interesados están jugando con su pan.
Me gustaría que algún culpable dijera algo, aunque fuera a modo de justificación. No ocurrirá. Dentro de unos días, pensarán ellos, todo se habrá olvidado. Sin embargo, con que un solo agraviado no vuelva a los toros, ya están condenados por dilapidar el tesoro de la Fiesta con su desmedido y pertinaz afán de engañar al que paga. Por favor, que alguno de los culpables diga algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario