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martes, 17 de mayo de 2011

POSIBLEMENTE ¿LA MEJOR GANADERIA DEL MUNDO?

Toro del Ventorrillo lidiado hoy en Madrid

Julio César Sánchez / Los Yébenes

El titular puede parecer pretencioso, pero si echamos un vistazo a los resultados conseguidos por esta vacada en los últimos años, y a las magníficas perspectivas para el presente que a continuación citamos, se puede concluir que no vamos tan desencaminados, aunque frase tan grandilocuente suene demasiado a marketing.
Orígenes

La ganadería de El Ventorrillo, creada originalmente a principios de los años 90 por Paco Medina con vacas y sementales puros de Juan Pedro Domecq, pronto subió hasta convertirse en una de las preferidas por las figuras, no siendo raro ver a Espartaco o Ponce ante toros de esta vacada en los años noventa.

Sin embargo, sorpresivamente, hace cinco años, Paco Medina, con la ganadería en todo lo alto, la vendió al empresario Fidel San Román, conocido dentro del mundo taurino por formar parte, durante un tiempo, de la empresa Taurodelta, adjudicataria de la plaza de Las Ventas de Madrid.

Desde entonces, San Román ha mantenido la base de la ganadería, y no ha puesto reparos de ningún tipo para incluso mejorarla, manteniendo los machos en la finca Robledo de los Osillos, y las hembras en El Rostro, ésta en el término de Santa Quiteria, en los límites del parque de Cabañeros.

Por supuesto, las figuras punteras se siguen apuntando a matar sus corridas. Valga como ejemplo decir que en el 2008 sus toros pasaron por las telas de toreros como Enrique Ponce, Manzanares, Juli, Perera, Castella, Cid, Talavante, Morante etc., en plazas como Bilbao, Pamplona, Sevilla, San Sebastián o Logroño. Pero es que para el presente año, tienen comprometida su presencia en los cosos de Sevilla (este sábado), Pamplona, Bilbao, San Sebastián, Almería o Barcelona. La totalidad de su camada, un total de siete corridas, se lidiará en su mayoría en plazas de primera categoría, y el resto, en cosos de segunda. ¡Casi ná!

Tampoco se dejan de lado las novilladas en esta casa. De hecho, gran parte de las finales del ya tradicional certamen Puerta Grande, organizado por Castilla-La Mancha Televisión, se han disputado, con gran éxito, ante reses de El Ventorrillo, tanto cuando estaba en manos de Paco Medina, como ya siendo propiedad de Fidel San Román.

Seriedad y hechuras

En compañía de Juan Carlos Carreño, representante de la ganadería, y Enrique Sánchez, mayoral de la misma, repasamos los distintos lotes distribuidos con esmero en Robledo de los Osillos. Y al verlos, no es difícil imaginar por qué las figuras se apuntan a su carro y los empresario la quieren para sus plazas.

La camada es simplemente espectacular, tanto por su trapío –no olvidemos que lidian en Bilbao y Pamplona- como por sus hechuras. Toros bajos, hechos cuesta abajo para facilitar la embestida, y con leña por delante. Toros para jugársela en las principales plazas, como hizo Enrique Ponce el año pasado en Bilbao ante un espectacular ejemplar de este hierro, al que cortó las dos orejas, o al que Miguel Ángel Perera desorejó en Sevilla también en el 2008.

Dentro de los límites de nuestra provincia, cabe destacar el éxito cosechado por José Luis Moreno el pasado 7 de septiembre en Argamasilla de Alba, al serle concedidas las dos orejas de su toro de Ventorrillo.


Francisco Medina: «No sé por qué he vendido la ganadería»

  Francisco Medina y su mayoral del Montecillo su nueva ganaderia

 La Razón, 15-06-05. Por Patricia Navarro.

Horas después de que se hiciera pública la noticia se realizó esta entrevista a Francisco Medina. El ganadero confiesa sus inquietudes, todavía frescas ante la repentina decisión de vender doce años de intenso trabajo.
–¿Por qué ha vendido la ganadería?
–La verdad es que todavía no lo sé, tengo que encontrar esa respuesta. Ha sido todo muy rápido. Supongo que es producto de los problemas diarios que supone una ganadería, la exigencia... Quizá el cansancio.
–¿Ha vendido todo?
–Sí, sí, todo. El hierro y una de las fincas, la de El Robledo, la otra me la he quedado para mí. Pero por lo demás, Fidel San Román es el dueño de todas las vacas, los sementales... Vamos, todo. Aunque hemos estipulado que yo le compraré eralas a un precio razo- nable, para formar otra ganadería. Yo no puedo quedarme sin hacer nada.
–Entonces, ¿a qué se va a dedicar ahora?
–Voy a asesorar a Fidel en todo lo que pueda, porque yo tengo metida la ganadería en la cabeza. Le ayudaré en lo que necesite. Y poco a poco iré formando otra divisa, pero con lo mismo que El Ventorrillo, porque es la ganadería que más me gusta.
–¿Cómo se fraguó la negociación con Fidel?
–Ni lo sé, porque ha sido todo rápido. Un amigo mío es también amigo de Fidel y en San Isidro me dijo que tenía que venderle cien vacas. Yo no tenía ningún problema. El viernes quedamos a tomar algo, pero sin más interés que hablar sobre las becerras. En un momento de la conversación, Fidel me dijo que me compraba la ganadería y yo le contesté que sí, que se la vendía. En diez minutos era suya.
–Así, ¿sin meditarlo?
–Por la noche le di muchas vueltas, pero puedo decir que no estoy pesaroso en absoluto, porque he sido un sufridor de la ganadería. Me ha costado muchos desvelos, sinsabores y esfuerzos.
–¿Tantos como para vender el trabajo de doce años?
–Sí, porque para mí los seis toros que lidiaba en una corrida eran seis sufrimientos distintos. Cuando una corrida me sale buena, me hundo de la tensión tan intensa que he vivido y si me sale mala, me quiero morir. No soporto que las cosas salgan mal, sufro mucho. Hay quien vive las cosas de otra manera, pero soy un hombre muy difícil y es posible que se note en estas cosas.
–¿El dinero no ha sido el detonante para la venta?
–No, creo que ha sido un cúmulo de razones que en realidad no sé cuáles son. Pero mi problema no era el económico; ahora necesito mucho menos y además la ganadería es rentable. Después de Victorino Martín, mis toros son los más caros. Tampoco hay razones malas para vender, la ganadería está en un momento muy bueno.
–Vende una ganadería, pero con la idea de hacer otra. ¿Por qué?
–Me divierto mucho haciendo una ganadería y sufro cuando está hecha. Cuando tengo la responsabilidad de que mis toros embistan.
–¿Y se siente con ánimo?
–Sí, porque es lo que más me gusta del mundo. Yo disfruto en los tentaderos y decidiendo qué vaca le va bien a determinado semental. Eso es un trabajo que me encanta, lo que no soporto es lidiar las corridas.
–¿Apenado?
–Acongojado, no sé exactamente qué es lo que he hecho. Digamos que no lo he digerido.
–Dicen que en la profesión de ganadero hay mucho de romanticismo. ¿Está de acuerdo?
–Sí, tienes que tener una afición desmedida y poder soportar lo que cuesta crear una ganadería y mantenerla.
–¿Exige mucho una ganadería?
–Mucho, las casualidades no existen. Para meterte una ganadería en la cabeza tienes que vivirla. El 90 por ciento de los días estoy entre los toros y las vacas: las conozco por detrás, sé el número de cada una y su historia.
–¿Cuánto tiempo pasa hasta que se recogen los frutos?
–Es un proceso lento. Como mínimo diez años. Admito que en mi situación también ha influido el factor suerte. He podido lidiar en plazas importantes y la repercusión es distinta. Lidiar en Sevilla es un lujo; hacerlo en Madrid es una necesidad.
–¿Quién es el propietario de las corridas que tiene vendidas?
–Fidel, pero se va a hacer todo con mi criterio, como está acordado.
–Entonces, mantendrá el sufrimiento.
–No, porque lo veo desde otro punto de vista. No sé cómo explicarlo, pero espero que no sea igual.
–¿Cuántos años llevaba con El Ventorrillo?
–Doce con este encaste, pero antes estuve cuatro años con otra cosa de Santa Coloma que me sirvió para aprender a criar un toro bravo.
–¿Cómo describiría su trayectoria como ganadero?
–Como un luchador incansable, que ha contado con la suerte a su favor.
–¿Satisfecho?
–Mucho. Muy feliz. Cuando me embiste un toro es maravilloso. Cuando le dieron la vuelta al ruedo a un toro mío en Madrid, quería morirme. He tenido la suerte de triunfar en las plazas más importantes. En resumen, he sido un privilegiado. Francisco Medina era, hasta ayer, el propietario de una de las divisas más interesantes de la actualidad, la de El Ventorrillo. Hoy, pertenece ya al también ganadero y miembro de la empresa que gestiona la plaza de toros de Las Ventas, Fidel San Román. El acuerdo, que decidía doce años de trabajo, se llevó a cabo en apenas diez minutos de conversación. «Quedamos para tomar un café sin ninguna pretensión y al final vendí el hierro y la finca». Medina no ha asumido todavía la repentina venta, afirma que no son las cuestiones económicas las que le han llevado a hacerlo. Tal vez sí los desvelos y sufrimientos que desencadenan los problemas diarios de una ganadería. Ayudará a San Román en la dirección de la divisa y pronto comprará eralas para formar otra ganadería. «Me divierto mucho cuando hago una ganadería y sufro cuando está hecha».

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues ayer , le faltó mucha Casta y Mansearon hasta rajarse algunos.Como medio toro puede que sea buena ,pero hasta el bravo le queda camino.
Juan Carlos