DON
JUAN CARLOS EN LA ENTREGA DEL PREMIO ABC A MIURA
Don Juan Carlos pronunció el siguiente discurso:
Muchas
gracias, en primer lugar, al jurado y a ti, Catalina, por este reconocimiento
tan sentido y afectuoso que aprecio de corazón.
Quiero que sepáis que me alegra mucho estar
hoy aquí con vosotros en ABC. Esta casa, que ya ha superado largamente el
siglo, merece siempre el mayor reconocimiento por su gran labor a favor de la
comunicación social, de la mejor información y de la libertad de expresión. ABC
es un auténtico testimonio de la sólida tradición periodística de nuestro
país.
En un acto tan especial como la entrega de
este premio taurino, quiero deciros también que esta casa me evoca siempre la
memoria de mi buen amigo Guillermo Luca de Tena, a quien todos guardamos en
nuestro recuerdo.
Se premia hoy una ganadería de reses bravas
con 173 años de historia que ha dado emoción a una fiesta con numerosos siglos
de lenta depuración. Una fiesta que valoraron profundamente muchos de mis
antepasados, como Carlos I o, como todos sabéis, mi propia madre que fue una
gran aficionada.
La ganadería de Miura que hoy reconocemos,
con su envergadura, su seriedad y su capacidad de aprender y sorprender, rara
vez ha defraudado al espectador en su siglo y medio de historia.
Mención especial merecéis siempre los
matadores de toros, que os enfrentáis a estos soberbios animales, —auténticos
iconos en el imaginario hispano—, al tiempo que debéis lidiar también con el
exigente público. Y esto es algo que sabéis conseguir gracias a vuestra
inteligencia, valor, pericia y arte.
Felicito finalmente, en Eduardo y Antonio
Miura, a toda una dinastía de ganaderos, por su tenacidad en mantener la
tipología de su ganado bravo durante tantas generaciones. Siento que no esté
aquí vuestro padre, siempre sabio y prudente.
Sois dignos continuadores de una estirpe de
ganaderos y de toros bravos. Enhorabuena por este galardón tan merecido.
No quiero terminar mis palabras sin deciros
que podéis seguir contando con mi afición y mi apoyo a la Tauromaquia.
Muchas gracias.
El 16 de febrero, el torero Paco Ojeda recibió el
Premio Nacional de Tauromaquia en una ceremonia celebrada en el Palacio del
Pardo.
En su discurso de entrega de los Premios Nacionales de
Cultura, el Rey Felipe VI pronunció las siguientes palabras:
Estos Premios suponen, igualmente, una muestra de
gratitud colectiva hacia los que los reciben por su aportación a ese acervo
común que nos define en la cultura.
La producción artística es consustancial a toda
sociedad abierta y vital. En este sentido, la pluralidad de
perspectivas -de visiones y sensibilidades- de los grupos humanos queda
impresa en la cultura; pues las obras de arte forjan cambios y en cada una de
ellas pueden advertirse tendencias que, sin duda, contribuirán a moldear el
futuro o a explicar parte de nuestro pasado.
La creatividad -de la que que vosotros galardonados
sois un magnífico ejemplo-, es un impulso que está en lo más profundo del ser y
del progreso de los pueblos. Entender el pálpito artístico y los lenguajes en
que éste se traduce en cada cultura concreta ayuda a comprender los anhelos y
aspiraciones de la sociedad.
Componer, inventar, recrear, escribir, fotografiar,
escenificar, son actividades, hechos humanos que requieren trabajo, que
requieren un tiempo, una intendencia, una economía. Vosotros lo habéis hecho en
un momento difícil para nuestro país y sois, por ello, un ejemplo y un aporte
de ánimo imprescindible.
La cultura atraviesa de modo transversal todos los
sectores sociales, todos los ámbitos que vertebran nuestra convivencia. Y
vuestras obras nos hacen llegar, generosamente a todos los españoles, una
creatividad que irradia confianza en nosotros mismos, nos inspira y nos pone en
disposición de seguir con fuerza hacia adelante.
Cada día más, los ciudadanos reclaman justamente una
sociedad más humanizada, con más valores. En este contexto, es preciso recordar
que, a lo largo de la historia, ha sido la cultura la que en gran medida ha
marcado ese rumbo y la que nos ha abierto las puertas a mundos más sabios y
justos. En días como hoy, con todos vosotros, podemos comprobar que este
convencimiento se abre camino y que somos más conscientes de que el arte
contribuye a que el mundo avance
Cada día más, los ciudadanos reclaman justamente una
sociedad más humanizada, con más valores.
En este contexto, es preciso recordar
que, a lo largo de la historia, ha sido la cultura la que en gran medida ha
marcado ese rumbo y la que nos ha abierto las puertas a mundos más sabios y
justos. En días como hoy, con todos vosotros, podemos comprobar que este
convencimiento se abre camino y que somos más conscientes de que el arte
contribuye a que el mundo avance.
La cultura es, de hecho, sustento irrenunciable de una
sociedad fuerte y sana, pues es un elemento que -permitidme decirlo así- “hace
más humana a la Humanidad”. Y las artes son la manera en que el ser humano
expresa esa necesidad de adherirse a la sociedad. La pulsión de comunicar, de
decir, de contar, de compartir, es el espíritu que imbuye de vida a las artes,
y la satisfacción de ese deseo beneficia al conjunto de la colectividad.
El arte, como han señalado pensadores y clásicos de la
cultura, es también un instrumento de unión entre las personas y, en este
sentido, herramienta de progreso. Como toda actividad humana, el arte es
especialmente sensible a las transformaciones que el mundo experimenta y, por
ello, ha de contribuir a la configuración de un orden siempre más justo.
El potencial creativo e innovador, elemento
fundamental de la labor del artista, debe servir para dar vitalidad al tejido
con que se fabrican las ideas, pues las ideas, al servicio de las personas y de
la comunidad -del interés general-, son el cimiento sobre el que se construye
el futuro. Asimismo, la experiencia nos revela que para que las expectativas de
futuro se cumplan son también precisas imaginación, dedicación y entrega;
nuestro porvenir debemos construirlo nosotros mismos.
La trayectoria artística que habéis logrado pone de
manifiesto una gran fecundidad. Pero sabéis, seguro, que necesitamos y queremos
que sigáis trabajando. Por ello estos Premios tratan también de incentivar una
mayor intensidad, si cabe, en vuestro afán creativo. Porque el arte nos mejora.
Muchos de los grandes cambios que han acompañado al progreso han ido de la mano
de escuelas y movimientos artísticos, y siempre ha correspondido a la obra y
vida de los creadores un papel relevante en esas épocas históricas. Porque un
pueblo culto hace grande a una nación.
Los artistas, los creadores, realizáis continuamente
un ejercicio sincero de confrontación con vosotros mismos, con vuestras
emociones y pensamientos. Y los hoy premiados, al crear vuestras obras, habéis
contribuido, sin duda, a fortalecer valores indisociables a nuestra
convivencia.
Administrador: Resulta paradojico y lamentable, que Felipe VI no nombre ni una sola vez la palabra TOROS ni TAUROMAQUIA asi nos va.
Tras Paco Ojeda, la Tauromaquia fue abordada desde
nuevas perspectivas. Nunca hasta él se había visto templar tanto en tan corto espacio. Ni
conseguir tan largos y hondos pases en terreno tan exiguo. Su éxito en Sevilla
el 12 de octubre de 1982 convulsionó el toreo. A partir de esa fecha se “ojedó”
el arte de la emoción, con la imborrable figura de este genial torero.
La biografía del maestro Ojeda que ha publicado el
Ministerio de Cultura destaca lo siguiente:
Nacido en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en 1955, tomó
la alternativa en El Puerto de Santa María en 1979 de manos de Santiago Martín
‘El Viti’, y José Luis Galloso como testigo, con el toro ‘Rompeluna’ de Carlos
Núñez. Realizó la confirmación de su doctorado en Madrid en 1982 apadrinado por
José Luis Parada y de testigo F.R. Gallito de Zafra, con el toro ‘Canastillo’
de Cortijoliva. En sus dos apariciones en Las Ventas ese verano provocó una
auténtica revolución en el mundo taurino.
En 1982 salió a hombros por la Puerta Grande de la
Real Maestranza de Sevilla, tras cortar cuatro orejas a un encierro de Manuel
González que estoqueó en solitario. Un año después salió a hombros de la
Monumental de Barcelona al cortar tres orejas a su lote. Ese mismo año cortó
cinco orejas en Nimes (Francia). En 1983 fue el dominador del escalafón de
matadores.
Ha sido uno de los revolucionarios del toreo con una
gran personalidad estética y su concepción del mismo ha ejercido una enorme
influencia en toda la tauromaquia posterior, méritos que ha reconocido el
jurado.
https://laeconomiadeltoro.wordpress.com/
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