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sábado, 7 de febrero de 2015

¿DE DÓNDE VIENE LA BRAVURA?




M.V.Z. Carlos Alberto Vega Pérez
Médico veterinario del departamento de espectáculos del Municipio de Querétaro.

La bravura, primer instinto de defensa sublimada y, luego, casta, raza mantenida, prolongada y fortalecida, siglo a siglo, por la selección, ha terminado siendo una misteriosa propiedad, la misteriosa cólera que poseen solo los toros bravos de morir embistiendo. Esto es: morir sin ceder y atacando. Por todo ello, la bravura se ha convertido en una fuerza ciega y sin el más leve atisbo de lo que pudiera ser un retroceso, una debilidad: el miedo o el dolor. (Álvaro Domecq y Diez)

Bravura, es la cualidad específica de los toros bravos que se manifiesta por el conjunto de comportamientos de los mismos durante la lidia. Entre estas características destacan las siguientes: Una embestida con prontitud y repetición, fijeza, pelea resuelta en el caballo, acudiendo de lejos y metiendo los riñones, sin dolerse a la puya ni a las banderillas, rectitud del viaje en sus embestidas, tendencia a estar en los medios y morir con el hocico cerrado tragándose su propia sangre.

Cualquier animal salvaje si le dieran tres puyazos ¿iría a más? ¿Se arrancaría más fuerte? Esa es la cualidad que distingue al toro de otras especies. Bravura es la capacidad de acometividad con potencia, resistencia, nobleza e ir de menos a más.

La bravura, también puede definirse como el desarrollo obtenido al seleccionar la capacidad de acometer, la fiereza seleccionada y orientada hacia la nobleza; o sea,  la bravura encaminada hacia la creación de belleza. La bravura es un concepto subjetivo y evolutivo, pero distinto de la fiereza. La bravura es cultural, un vestigio más del paso del hombre sobre la tierra.

La bravura tal como hoy la entendemos, es obra de la mano del hombre. La bravura innata era defensiva y la actual es de ataque. La naturaleza no ha creado el toro bravo como hoy existe. Creó un bovino con alguna agresividad (un carácter no muy abundante) pero no como se define ahora la bravura, que es un conjunto de características de comportamiento manipuladas por el hombre y que, por consiguiente es cultural.

Así como existen cualidades de bravura que se tratan de heredar genéticamente, también existen defectos de bravura que se requiere evitar y algunos son los siguientes:

En varas: volver la cara; tardear; ser blando; cocear y rebrincar doliéndose, dejarse pinchar y entonces arrancarse;  quedarse distante del caballo a pesar de tener la vara puesta; tratar de quitarse la puya;  tirar derrotes al estribo; salir suelto del segundo puyazo en adelante.

En general: mugir o escarbar; saltar la barrera; barbear las tablas buscando la salida; probar o puntear;  tener media arrancada; echar las manos adelante, derrotar o desarmar, embestir a la defensiva, descompuesto y calamochando, desparramar la vista o distraerse; salir suelto no repitiendo las embestidas;  marcar querencias; salir huido, tardear, ser soso, recular; gazapear, echar la cara al suelo o dudar al embestir, ser reservón y trotar en vez de galopar.

Las manadas de toros silvestres antiguas, tenían cierto grado de acometividad. Para los festejos taurinos las reses se probaban y se seleccionaban de entre el hato. La bravura es justamente el desarrollo obtenido al seleccionar aquella capacidad natural de atacar; después, se exigió que embistiesen de una determinada manera y es cuando la acometividad primitiva se transformó. La mano del hombre ha aportado a la nobleza del toro. Que sea bravo pero con nobleza. Al principio el toro era solo agresivo.

Los ganaderos han criado toros por el método de la descendencia y para fiarse de un reproductor ya sea macho o hembra, hay que esperar el resultado de varias crías. Las reatas son fundamentales para la selección. En el toro bravo, la selección no busca una sola cualidad, sino un conjunto de ellas. Una vez conseguidas, busca lo que llamaría cantidad, entendiendo por esta el tamaño, constitución y otras cualidades, seleccionando los padres, y los sementales que mejor puedan proporcionarlos; pero, lo más importante es la bravura, la calidad de la bravura, la fuerza y la rectitud de la embestida; después, vendrá el tamaño, las hechuras, el trapío, la cornamenta, entre otras, pero siempre en ese orden. En realidad ¿Qué es lo que se selecciona en una vaca durante la tienta? En primer lugar la bravura; en segundo la clase; en tercero la fuerza; en cuarto la alegría, el trasmitir, el ir más allá, la movilidad, la codicia y aguantar el máximo tiempo embistiendo.

Actualmente, el ganadero busca una bravura funcional para el arte. Ha habido figuras del toreo que revolucionaron o simplemente cambiaron la tauromaquia y el ganadero ha tenido que acoplarse al arte de su tiempo, porque a lo largo de las diferentes épocas se requería un toro distinto para un toreo también distinto.

En la actualidad el toro verdaderamente bravo es el toro funcional para el arte del torero.

El toro bravo es el que va a coger la muleta. El que ayuda al torero a ser un espectáculo creativo y con belleza; o sea, la bravura de la toreabilidad. La bravura orientada hacia un fin, hace posible el arte de torear. La fijeza que da confianza al torero; la humillación y la clase. Pero a veces son los toreros los que no les ponen a los toros los estímulos de la forma adecuada por falta de técnica.

¿Pero, qué da la bravura en sí?

La bravura está mediada principalmente por dos hormonas: la serotonina y la testosterona.
La testosterona: es la hormona producida por el tejido testicular; favorece el desarrollo y mantenimiento de los caracteres sexuales masculinos y juega un papel muy importante en el desarrollo de la conducta agresiva del individuo.
La serotonina: se produce en las neuronas y es un neurotransmisor que regula el apetito, equilibra el libido sexual, controla la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones perceptivas. Junto con el cortizol, la dopamina y la noradrenalina, actúa disminuyendo el estrés.
Existe una correlación entre los niveles sanguíneos de serotonina y testosterona en el toro bravo, mayores niveles de testosterona corresponden a menores valores de serotonina, esto se traduce en que a más bravura, más testosterona y viceversa, a más mansedumbre más serotonina.

Entre los años 2002 al 2007 en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid en España se llevó a cabo un  estudio por el Departamento de Fisiología Animal, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, con la finalidad de encontrar la relación entre las concentraciones plasmáticas de serotonina y testosterona en el comportamiento agresivo durante la lidia del toro bravo, se trabajaron doscientos toros de entre 4 y 5 años tomando la muestra de la yugular en el desolladero.

También se recogieron muestras de sangre de 300 becerros con edades comprendidas entre 6 y 8 meses. Los animales se separaron de sus madres 15 horas antes de la toma de muestra y se mantuvieron en corrales, juntos hasta el momento del herrado. En esos momentos, se aislaron y se introdujeron en un cajón de curas donde permanecieron 2 a 3 minutos. Durante este tiempo, el animal fue herrado y  simultáneamente se hizo la señal de la ganadería en las orejas. La sangre utilizada para la muestra de serotonina y testosterona procede del sangrado de las mismas.
 Para evaluar el comportamiento se utilizó el método de observación directa describiendo a través de la percepción del observador, los estímulos y las acciones del comportamiento del toro y registrándolas en una platilla para el efecto. Con los resultados obtenidos concluyeron lo siguiente:
a) Los niveles de serotonina no varían en la raza de lidia con la edad; presentando concentraciones similares tanto en becerros como en toros.
b) Los niveles de testosterona si varían con la edad en el ganado de lidia, incrementándose considerablemente en el estado adulto.
c) La testosterona y la serotonina, están directamente relacionadas con la agresividad: toros con comportamiento muy agresivo presentan valores mayores de testosterona y  niveles muy bajos de serotonina.
d) Los valores de comportamiento asignados a cada toro tras su lidia oscilan en una escala del 1 al 10 entre 2, valoración mínima y 8, valoración máxima, siendo las calificaciones más frecuentes 5 y 6. El análisis conjunto de serotonina, testosterona y agresividad, ha permitido establecer unos lasos muy diferenciados de comportamiento en el toro de lidia, en las que se puede asignar un valor de comportamiento a un individuo, una vez conocidos sus niveles de serotonina y testosterona.
e) Las concentraciones de serotonina y testosterona en los becerros durante su herradero, podrían ser de utilidad en la producción de la lidia y nos ayudarían en la estimación del comportamiento de dicho animal en el momento de su lidia.

Esto quiere decir que teóricamente, si se tomara una muestra de sangre de un becerro durante el herradero y los niveles de testosterona salen muy altos, seguramente tendremos con el tiempo un toro muy bravo y los que tengan niveles muy altos de serotonina, seguramente corresponderán a un animal con un grado de mansedumbre muy marcada y se podrían enviar al rastro como animales para abasto.

Es posible, que los ganaderos de toros bravos, tengan cientos de años seleccionando empíricamente el gen de la bravura; pero ahora, se ha demostrado que han estado seleccionado el gen transmisor de una producción alta de testosterona en el organismo, que es la hormona que proporciona la bravura en el toro de lidia.

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