«Quiero brindar este toro, el último toro de mi vida de torero en esta plaza, a todas las daifas, meselinas, meretrices, prostitutas, suripantas, buñis, putas,
a todas aquellas que sacieron mi hambre y mitigaron mi sed cuando El
Pana no era nadie, que me dieron protección y abrigo en sus pechos y en
sus muslos, base de mis soledades. Que Dios las bendiga por haber amado
tanto. ¡Va por ustedes!»
Las seis historias descritas a continuación reflejan cómo era el día a
día del Brujo: toda una oda a la improvisación. La del último bohemio
del torero.
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